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Foto del escritorSoledad Squella

Tratamiento y Reutilización de agua gris in situ: de un modelo centralizado a uno descentralizado


La crisis hídrica se instaló como una realidad estructural en nuestro país, situación que nos llena de desafíos y nos impulsa a buscar nuevas formas y más eficientes de gestionar el agua. ¿Es el tratamiento y reutilización de agua gris de forma descentralizada una solución posible? ¿Cuáles son sus beneficios y desventajas?


El tratamiento de aguas descentralizado significa tratar las aguas en el mismo lugar del suministro in situ o en grupos de pequeñas comunidades. Esto trae numerosos beneficios, siendo el más evidente la reutilización local de las aguas para diversos usos.


Pero, ¿Qué ocurre hoy en Chile? ¿Reutilizamos el agua? ¿Cuáles son las principales dificultades para que esto ocurra?


A nivel urbano, en Chile se trata un 99% de las aguas servidas de forma centralizada, superando con creces el promedio de los países de Latinoamérica y el Caribe que trata apenas un 28% de sus aguas (BID, 2018). Sin embargo, menos de un 1% de estas aguas son reutilizadas. La mayoría de las aguas son descargadas a cuerpos de agua superficiales, las que muchas veces se reutilizan de forma indirecta, aguas abajo, y un 22% de las aguas son descargadas al mar a través de emisarios submarinos, los cuales solo contemplan un tratamiento primario.

Gráfico 1: Destino de las aguas tratadas en Chile.

Fuente: SISS, 2019



¿Por qué la reutilización es tan baja? Una de las principales dificultades para reutilizar el agua tratada desde una planta centralizada es el costo de los sistemas de distribución necesarios para llegar al lugar de disposición, costo que pasa a ser despreciable en sistemas descentralizados in situ.


En sectores rurales, la cobertura de tratamiento de aguas servidas es bastante menor. Solo un 17% de las viviendas está conectada a una red de alcantarillado que canaliza las aguas a una planta de tratamiento, un 55% está conectado a una fosa séptica que permite un tratamiento primario de las aguas, y un 25% a pozo negro sin tratamiento, ambas soluciones si bien están aprobadas por el Ministerio de Salud, no devuelven las aguas de forma limpia al suelo y las napas, y mucho menos agua apta para su reutilización en riego u otros usos.


Gráfico 2: Sistema de saneamiento en zonas rurales

Fuente: Viviendas rurales según tipo de acceso a servicios de saneamiento, Casen 2017.


Por otro lado, en zonas rurales la cobertura de agua potable alcanza apenas un 52% con agua proveniente de APR y 29% de pozo. Un 7% se abastece con camión aljibe y un 1% por medio de otras fuentes. Un 10% no tiene acceso a agua (Casen 2017).


Si bien los desafíos en gestión del agua son distintos en sectores urbanos y rurales, el tratamiento y reutilización de aguas grises in situ permite mayor eficiencia en ambos sectores.


En sectores urbanos, reutilizar el agua en la ciudad podría generar un potencial reverdecimiento de la ciudad, combatiendo con las islas de calor, mejorando la calidad de los suelos degradados con una mayor infiltración de las aguas, generando ciudades más habitables. Si bien, el tratamiento centralizado opera con una cobertura total, las PTAS están en la periferia de las ciudades y devolver las aguas a los parques y jardines urbanos se vuelve muy costoso, por eso, el tratamiento de aguas grises in situ representa una alternativa viable que podría instalarse en la mayoría de las edificaciones públicas, establecimientos educacionales y condominios sociales que estén cercanos a parques y jardines, para el riego sostenible de los mismos.

En sectores rurales, al ser la gestión de aguas más deficiente, la reutilización de aguas grises in situ resuelve un problema doble: por un lado aumenta la disponibilidad de agua y por otro, mejora los sistemas de saneamiento.


En resumen, las ventajas de la reutilización de agua gris in situ son:


1. Disponibilidad de agua tratada de forma segura y constante.

2. Mayor eficiencia por la segmentación de uso del agua según su calidad, dado utilizar agua de mayor calidad (potable) para usos no potables es más costoso.

3. Potencial aumento de áreas verdes por aumento de disponibilidad de agua para riego y su respectiva restauración de suelos degradados, disminución de isla de calor, eventual ingreso por darle un uso productivo a la tierra.

4. Disminución del costo de infraestructura de red y alcantarillado al disminuir las distancias entre el efluente, el tratamiento y el reúso. Así mismo, disminuye el gasto energético de bombear el agua a grandes distancias.

5. Potencial disminución de la cuenta de agua, al usar agua reutilizada para los usos no potables. También, está planteado en la Ley que las compañías sanitarias deberán disminuir el cobro por concepto de recolección y tratamiento de aguas servidas a los clientes que implementen sistemas de tratamiento in situ.

6. Se evita la costosa implementación de sistemas de tratamiento centralizados en donde se tienen mayores requisitos para su construcción e instalación.

7. Promueven el retorno de las aguas residuales tratadas dentro de la cuenca de origen.

8. Menor riesgo de colapso de las infraestructuras, y, por tanto, menor riesgo de catástrofes ambientales, como lo que ocurre en Lago Llanquihue con la alta expansión urbana e inmigración.


En relación a las desventajas, una de ellas aplicable solamente a zonas urbanas en caso de que la reutilización de agua gris se vuelve masiva, es la disminución del caudal de fuentes superficiales que son utilizadas aguas abajo de las descargas de las PTAG.


Y las más relevantes: los riesgos sanitarios por el uso de aguas residuales y la aceptación pública de los mismos. Ambas abordables con una transferencia tecnológica adecuada, de lo que hablaremos más adelante, en los próximos artículos.




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